Marcelino Ruiz Alonso llegó en el segundo convoy de españoles al campo austríaco de Mauthausen el 9 de agosto de 1940. Se trata de un campo instalado a la sombra de una cantera de granito tristemente famosa por la cantera propiedad de la empresa de las SS “Deutsche Erd- und Steinwerke GmbH.”
La estancia de Marcelino en Mauthausen debió ser corta ya que el 24 de enero de 1941 encontramos a los primeros españoles que son trasladados al subcampo de Gusen, apodado como el matadero de Mauthausen. Su importancia es crucial para nuestro país ya que, de los 5.519 fallecidos en todos los campos de concentración, 3.959 perecieron en Gusen. Para muchos, el traslado a este campo supuso inicialmente un alivio ya que pensaban que nada podría haber peor que las condiciones impuestas en Mauthausesn, pero se equivocaban. Las condiciones de vida eran peores, el trato más cruel y el trabajo más inhumano.
Para los españoles, Gusen supuso en primer una sentencia de muerte segura ya que nadie lograba sobrevivir nada más que unos pocos meses. Era un campo de exterminio a través del trabajo. Los españoles eran especialmente odiados al ser considerados comunistas, a lo que hubo que añadir el sufrimiento que supuso el frío que llegaron a soportar, peor que los polacos o soviéticos. De hecho la mayor oleada de mortalidad entre los españoles se situó en el invierno de 1941/42 en el que se llegaron a registrar temperaturas de -29Cº. Y fue en este contexto de frío y sufrimiento en el que Marcelino Ruiz Alonso encontró la muerte un 6 de noviembre de 1941, agotado seguramente por el trabajo inhumano y el frío invierno que comenzaba a atisbarse.
En 2019, el BOE publicó una lista de 4.427 españoles de los que se tienen constancia documental que fallecieron en alguno de los cientos de campo de concentración alemanes. Esta iniciativa forma parte de las medidas recogidas en la Ley de la Memoria Histórica como agradecimiento y reparación a los más de 10.000 españoles que fueron deportados a estos campos.