Una de las leyendas más famosas de la época medieval es la vida de santa Úrsula y las once mil vírgenes. Úrsula fue una princesa originaria de las islas británicas que antes de contraer matrimonio peregrinó a Roma con un joven séquito formado por once mil vírgenes. Tras llegar a Roma y cumplir con el voto de peregrinación, de regreso embarcaron por el Rhin y en la ciudad de Colonia fueron asaltadas y asesinadas por los hunos. Úrsula corrió la misma suerte tras rechazar el ofrecimiento del rey de los hunos, el famoso Atila, de desposarse con ella. Corría el año 451. Todas las vírgenes fueron martirizadas, decapitadas y enterradas en el mismo lugar conocido como Ager Ursulanus.
La distribución de las reliquias de las once mil vírgenes se centró primeramente en Renania, Países Bajos y norte de Francia. Y posteriormente llegó al mundo mediterráneo, Castilla. Aquí su culto llegó de la mano de la emperatriz Dª Beatriz de Suabia, esposa de Fernando III el Santo que introdujo la devoción a la santa y las once mil vírgenes. En 1223, el arzobispo de Colonia D. Engilberto regaló al abad Pedro del monasterio de Gumiel de Izan (Burgos) una de las cabezas de las once mil vírgenes.
Cuando en el siglo XVI se expande por centro Europa la Reforma Protestante, la iglesia católica promueve el Concilio de Trento (1545-1563) en el que, entre otras cosas, se consagró el culto a la reliquias y la importancia de las oraciones realizadas frente a estas y las imagenes de sus santos. Es en este ambiente en donde las reliquias de las once mil vírgenes se revigoriza y comienza su nueva expansión por Europa.
De especial relevancia son los viajes de Carlos I a Alemania, y especialmente a Colonia, en donde tanto él como su séquito hicieron acopio de reliquias en 1521, 1532 y 1545. En este último viaje le acompañó el Arzobispo D. Gaspar de Ávalos quien trajo para España siete cabezas de otras tantas santas vírgenes. Uno de esos bustos contenía la cabeza de santa Paulina que actualmente se encuentra expuesto en la capilla de las Reliquias de la catedral de Santiago de Compostela.
Realizado en plata repujada, con el rostro esmaltado obra del orfebre compostelano Jorge Cedeira en 1553. La pieza poseía una peana con el nombre de la santa aunque desapareció en un incendio en 1921. Su calidad técnica es buena siendo más visible en el relieve y en los trabajos del cincelado, con aplicaciones de esmaltes frios en las encarnaciones.
Aunque oficialmente la iglesia católica nunca canonizó a santa Úrsula ya las once mil vírgenes, su culto está tan sumamente extendido que se mantendrá la festividad el 21 de octubre. Además de santa Úrsula también se venera dicho día a las vírgenes Marta, Saula, Brítula, Gregoria, Saturnina, Sencía, Pinnosa, Rabacia, Saturia y Paladia.traj