Desde hace varios, el Ayuntamiento de Oña celebra en el claustro barroco de San Salvador la feria navideña «La despensa de la abadía», en donde se ponen a la venta productos caracterizados muchos de ellos por su carácter local y artesanal. A parte del atractivo que conlleva el mercado en sí, cabe destacar que este es el único momento en el cual es posible visitar este claustro barroco que durante todo el año se encuentra cerrado al público.
Estamos en un espacio propiedad de la Diputación Provincial de Burgos, independiente en lo que respeta a su titularidad de la iglesia abacial, que presenta el atractivo de su reciente restauración, lo que le ha conferido un aspecto totalmente diferente al que se podía observar hasta ahora , visible especialmente en la eliminación de sus grandes árboles, de su jardín y la limpieza de sus paramentos.
Se trata de un claustro levantado en el segundo cuarto del siglo XVIII por el lego de Cardeña, Fray Pedro Martínez, arquitecto, matemático y teórico de la construcción. Fue precisamente en Oña, durante una de sus visitas a las obras del claustro, en donde moría un 4 de febrero de 1733. Presenta una edificación de planta casi cuadrada en dos alturas, cubiertas sus pandas por bóveda de crucería. Los pisos superiores que se pueden ver en la actualidad son la huella que dejaron tanto la Compañía de Jesús como de la Diputación de Burgos, y que desdibujan por completo la fisonomía inicial del claustro.
Los dos claustros existentes, el gótico y este barroco, están comunicados a través de sus dos pisos formando sus galería avenidas sin solución de continuidad que van desde el coro alto de la iglesia hasta la cámara abacial pasando por los dormitorios. De esta forma, la pieza levantada por Fray Pedro Martínez se presenta en perfecta sintonía con el conjunto originario alrededor del claustro gótico, tratándose de una prolongación de este.