El 22 de noviembre se celebra la festividad de santa Tigridia, segunda abadesa del monasterio de san Salvador durante su fase dúplice entre 1011 y 1033, e hija de los condes de Castilla don Sancho García y doña Urraca, fundadores de la abadía oniense.
No fue hasta 1634 cuando el Papa Urbano VII reservó a la Santa Sede la autoridad para considerar la beatificación y la canonización. Pero hasta ese momento se dieron casos en los cuales fue el propio pueblo quien otorgó fama de santidad, siendo ésta atribuida por «sensus fidei (sentido de la Fe)» que hasta el siglo XII fue la base principal para el reconocimiento de la santidad. Este fue el caso de santa Tigridia. No consta documento alguno de su canonización. Tampoco consta la realización de milagros. Fueron los propios fieles quienes reconocieron en ella un ejemplo de vida, digna de admiración e imitación, a la vez que su muerte acaeció «en olor de santidad». Esta conciencia colectiva de «vida santa» da lugar a la fama de santidad ya su veneración. En definitiva, santidad por aclamación popular.
En 2017, y con motivo de la celebración del milenario del fallecimiento del conde fundador, se procedió a abrir la arqueta que contiene sus restos depositados en el retablo que la santa tiene en el lado de la epístola de la iglesia abacial. Esta arqueta del siglo XVI en madera dorada y policromada, contiene una inscripción que identifica los restos que custodia «SANCTAE TIGRIDIAE VIRGINIS CORPVS». Cabe recordar que unos años antes, en 1968, fue este el lugar en el que el párroco Agustín López halló los restos de la mortaja del conde don Sancho García y que ahora se custodian en la sacristía.
Desde 2016 su figura ha sido puesta en valor con el restablecimiento de la conmemoración de su festividad y la recuperación de la celebración litúrgica por medio de una misa solemne en su honor, la última fue oficiada un poco antes de la Desamortización de Mendizabal, alrededor de 1835.
María Pilar Alonso Abad y David Peterson. La infanta y abadesa santa Tigridia. Asociación Amigos de S. Salvador. Oña, 2017.